La ambición que todo corrompe, que tuerce destinos y modifica la naturaleza de las cosas. O la naturaleza misma. Esta es la historia del ambicioso y mediocre director Carl Denham (Jack Black), de la joven actríz Ann Darrow (Naomi Watts) y del escritor Jack Driscoll (Adrien Brody).
A comienzos de la década del treinta los EE. UU viven la gran depresión económica. Ann busca una oportunidad dentro del negocio del espectáculo. Denham está desesperado por encarar el proyecto que puede salvarlo de la bancarrota moral y financiera. El destino hará que sus intereses se crucen e inicien, sin saberlo, el viaje más fantástico que jamás hubieran imaginado.
En una remota isla del pacífico, inexistente en los mapas, el tiempo parece haberse detenido. La evolución de las especies jamás inició. Allí todo funciona como la naturaleza manda hasta que los "civilizados" llegan. Los habitantes de la isla descubren entre los visitantes a quien será la ofrenda viviente para el simio gigante llamado Kong.
El neocelandés Peter Jackson decidió encarar el trabajo de revisionar un clásico al que jamás se le hizo justicia con su posteriores adaptaciones. El film de 1933 dirigido por Merian Cooper y Ernest Schoedsack no solo marcó un quiebre en cuanto a la propuesta argumental sino también a la utilización de efectos especiales. En particular, el uso del Stop Motion a cargo de Wlliam O’Brien, quien dio vida cuadro a cuadro al mono gigante (no más que un muñeco con esqueleto de alambres). Así y todo se trata de una obra imperecedera y asombrosa en su realización.
No es extraño que haya fascinado a Jackson, quien con respeto, pero también con gran osadía, nos presenta tres horas de acción y aventuras, narrando con astucia una historia conocida. La bella y la bestia en su máxima expresión, gracias al convincente trabajo de la australiana Watts, y la gestualidad prestada al simio por el actor Andy Serkis (Gollum en "El Señor de los Anillos") a través de un sistema digital de animación. Serkis interpreta además el rol de Lumpy, miembro de la tripulación del barco que lleva a los protagonistas hacia Skull Island, hogar de Kong.
Habrá que situarse, ciertamente, fuera de algunos parámetros lógicos. Estamos frente a un producto de neto corte fantástico, donde los personajes se mueven en un ambiente regido por su propio verosímil. Las criaturas que habitan Skull Island, brillantemente logradas en base a la mejor tecnología digital, conviven con los actores con bastante naturalidad. Las escenas donde aparecen, son pura adrenalina y mantienen la tensión del espectador en todo momento.
Mención aparte para la escena que condensa toda la potencia de la historia original: Kong trepando al Empire State con Ann en una de sus manos, para enfrentar su destino final. Logradísimos planos aéreos y de acercamiento que atrapan la mirada del espectador más avisado.
Sin dudas este film nos devuelve al mejor Jackson, quien a pesar de estar atado a un trabajo previo se lo nota cómodo, haciendo propia esta fábula ecológica cuyo mensaje aún no parece ser del todo comprendido. Aunque la mirada de Ann, mezcla de compasión, culpa y gratitud, es tal vez la mejor imagen para resumir lo lejos que puede llegar el hombre a causa de la ambición.
El dato: Se estrenan en la Argentina 135 copias de las cuales 80 son subtituladas y 55 dobladas al castellano. A prestar atención al momento de adquirir su entrada. Obviamente si usted sabe leer le recomendamos ver la versión original.
A comienzos de la década del treinta los EE. UU viven la gran depresión económica. Ann busca una oportunidad dentro del negocio del espectáculo. Denham está desesperado por encarar el proyecto que puede salvarlo de la bancarrota moral y financiera. El destino hará que sus intereses se crucen e inicien, sin saberlo, el viaje más fantástico que jamás hubieran imaginado.
En una remota isla del pacífico, inexistente en los mapas, el tiempo parece haberse detenido. La evolución de las especies jamás inició. Allí todo funciona como la naturaleza manda hasta que los "civilizados" llegan. Los habitantes de la isla descubren entre los visitantes a quien será la ofrenda viviente para el simio gigante llamado Kong.
El neocelandés Peter Jackson decidió encarar el trabajo de revisionar un clásico al que jamás se le hizo justicia con su posteriores adaptaciones. El film de 1933 dirigido por Merian Cooper y Ernest Schoedsack no solo marcó un quiebre en cuanto a la propuesta argumental sino también a la utilización de efectos especiales. En particular, el uso del Stop Motion a cargo de Wlliam O’Brien, quien dio vida cuadro a cuadro al mono gigante (no más que un muñeco con esqueleto de alambres). Así y todo se trata de una obra imperecedera y asombrosa en su realización.
No es extraño que haya fascinado a Jackson, quien con respeto, pero también con gran osadía, nos presenta tres horas de acción y aventuras, narrando con astucia una historia conocida. La bella y la bestia en su máxima expresión, gracias al convincente trabajo de la australiana Watts, y la gestualidad prestada al simio por el actor Andy Serkis (Gollum en "El Señor de los Anillos") a través de un sistema digital de animación. Serkis interpreta además el rol de Lumpy, miembro de la tripulación del barco que lleva a los protagonistas hacia Skull Island, hogar de Kong.
Habrá que situarse, ciertamente, fuera de algunos parámetros lógicos. Estamos frente a un producto de neto corte fantástico, donde los personajes se mueven en un ambiente regido por su propio verosímil. Las criaturas que habitan Skull Island, brillantemente logradas en base a la mejor tecnología digital, conviven con los actores con bastante naturalidad. Las escenas donde aparecen, son pura adrenalina y mantienen la tensión del espectador en todo momento.
Mención aparte para la escena que condensa toda la potencia de la historia original: Kong trepando al Empire State con Ann en una de sus manos, para enfrentar su destino final. Logradísimos planos aéreos y de acercamiento que atrapan la mirada del espectador más avisado.
Sin dudas este film nos devuelve al mejor Jackson, quien a pesar de estar atado a un trabajo previo se lo nota cómodo, haciendo propia esta fábula ecológica cuyo mensaje aún no parece ser del todo comprendido. Aunque la mirada de Ann, mezcla de compasión, culpa y gratitud, es tal vez la mejor imagen para resumir lo lejos que puede llegar el hombre a causa de la ambición.
El dato: Se estrenan en la Argentina 135 copias de las cuales 80 son subtituladas y 55 dobladas al castellano. A prestar atención al momento de adquirir su entrada. Obviamente si usted sabe leer le recomendamos ver la versión original.
Nuestra calificación: Este film justifica el 100 % del valor de una entrada.
KING KONG - Con Jack Black, Naomi Watts, Adrien Brody - Guión de Peter Jackson, Fran Walsh, Philippa Boyens - Producida por Jan Blenkin, Carolynne Cunningham, Peter Jackson, Fran Walsh - Dirigida por Peter Jackson - 186 minutos - Solo apta para mayores de 13 años - Estreno en la ciudad de Buenos Aires: 15 de diciembre.