La factoría Disney está de fiesta; llega a las pantallas el primer producto de animación por computadora que realizan sin Pixar. ¿Para celebrar? Tal vez... si tenemos en cuenta que el terreno en que Disney siempre tuvo preeminencia era el de la animación tradicional, hoy en desuso. Y queda claro que en el terreno del 3-D le quedan muchos años de trabajo por delante.
Chicken Little es un pollito nerd, un poco freak, que luego de ganarse la antipatía del pueblo por dar una “falsa alarma” y crear el caos se siente más aislado que nunca. Sólo cuenta con sus no menos extraños amigos: una patita fea, un cerdo desproporcionadamente gordo, fanático del karaoke y de Barbara Streissand, y... un pez especialmente equipado para vivir fuera del agua.
El pollito tiene un instante feliz de redención comunitaria gracias a una hazaña deportiva. Su padre vuelve a tener fe en él; el pueblo parece olvidar su antiguo desliz... Pero esa misma noche, a Chicken Little le cae algo parecido a un trozo de cielo en la cabeza. Y dispuesto a todo con tal de no volver a caer en desgracia, se embarca junto a sus amigos en una misión discreta para investigar el misterio.
La historia es previsible y tiene sus momentos altos en comicidad, si bien es probable que el público infantil se quede afuera en un par de detalles (sobre todo por la confusa dicción de los actores de doblaje locales). Dura lo justo para entretener sin agobiar, a la manera de las series de Disney Channel, y ya lejos de la trayectoria de otros films memorables, como La Bella y la Bestia o El Rey León.
Los personajes están bien esbozados y son lo mejor de la parte visual y técnica. Sin embargo su profundidad es nula, basada casi totalmente en tics histéricos. Los fondos están todavía muy lejos de los elaborados trabajos de Pixar, y más cerca tal vez de aquellos de La era del Hielo (Blue Sky, 2002), así como el trabajo de perspectiva y travelling.
Quienes presten un poco de atención podrán distinguir en el doblaje argentino las voces de Guido Kazca, Florencia Peña (mal en su dicción) y Juan Acosta entre otros. Pablo Echarri y Nancy Duplaa apenas se escuchan, pese a la gran difusión que se da a su aporte en la película, en una irreconocible participación. Y las canciones originales, versionadas por Alejandro Lerner, quedan en un segundo plano discreto y adecuado.
Los chicos y no tanto que vayan buscando a un antihéroe cool, desgarbado y querible pese a sus infortunios y rarezas personales van a salir conformes. Ni hablar de los niños de entre 5 y 10 años, el público ideal para este producto, que apunta indefectiblemente al target más nuevo del mundo Disney.
El dato: "Chicken Little" contará con aproximadamente 154 copias, de las cuales sólo se exhibirán 10 en idioma original con subtítulos, sólo para puristas curiosos.
Chicken Little es un pollito nerd, un poco freak, que luego de ganarse la antipatía del pueblo por dar una “falsa alarma” y crear el caos se siente más aislado que nunca. Sólo cuenta con sus no menos extraños amigos: una patita fea, un cerdo desproporcionadamente gordo, fanático del karaoke y de Barbara Streissand, y... un pez especialmente equipado para vivir fuera del agua.
El pollito tiene un instante feliz de redención comunitaria gracias a una hazaña deportiva. Su padre vuelve a tener fe en él; el pueblo parece olvidar su antiguo desliz... Pero esa misma noche, a Chicken Little le cae algo parecido a un trozo de cielo en la cabeza. Y dispuesto a todo con tal de no volver a caer en desgracia, se embarca junto a sus amigos en una misión discreta para investigar el misterio.
La historia es previsible y tiene sus momentos altos en comicidad, si bien es probable que el público infantil se quede afuera en un par de detalles (sobre todo por la confusa dicción de los actores de doblaje locales). Dura lo justo para entretener sin agobiar, a la manera de las series de Disney Channel, y ya lejos de la trayectoria de otros films memorables, como La Bella y la Bestia o El Rey León.
Los personajes están bien esbozados y son lo mejor de la parte visual y técnica. Sin embargo su profundidad es nula, basada casi totalmente en tics histéricos. Los fondos están todavía muy lejos de los elaborados trabajos de Pixar, y más cerca tal vez de aquellos de La era del Hielo (Blue Sky, 2002), así como el trabajo de perspectiva y travelling.
Quienes presten un poco de atención podrán distinguir en el doblaje argentino las voces de Guido Kazca, Florencia Peña (mal en su dicción) y Juan Acosta entre otros. Pablo Echarri y Nancy Duplaa apenas se escuchan, pese a la gran difusión que se da a su aporte en la película, en una irreconocible participación. Y las canciones originales, versionadas por Alejandro Lerner, quedan en un segundo plano discreto y adecuado.
Los chicos y no tanto que vayan buscando a un antihéroe cool, desgarbado y querible pese a sus infortunios y rarezas personales van a salir conformes. Ni hablar de los niños de entre 5 y 10 años, el público ideal para este producto, que apunta indefectiblemente al target más nuevo del mundo Disney.
El dato: "Chicken Little" contará con aproximadamente 154 copias, de las cuales sólo se exhibirán 10 en idioma original con subtítulos, sólo para puristas curiosos.
Nuestra calificación: Esta película justifica el 60% del valor de una entrada
CHICKEN LITTLE - Versión original con Zach Braff, Garry Marshall, Joan Cusack, Adam West y elenco - Guión de Mark Dindall y Mark Kennedy - Producida por Randy Fullman - Dirigida por Mark Dindall - 82 minutos - Apta para todo público - Estreno en la ciudad de Buenos Aires: 08 de diciembre.