Desde la creación de "El Tulipán Negro" (Alejandro Dumas, 1850) pasando por "La Maldición de Capistrano" (Johnston McCulley, 1919) hasta este Zorro de Martin Campbell, ha pasado mucho agua bajo el puente. Sin embargo los tiranos siguen en este mundo y sus políticas en contra de la mayoría continúan vigentes.
A diferencia de los enemigos claramente definidos de las anteriores aventuras del Zorro, basándose de por sí en una fantasiosa realidad geopolítica, en esta ocasión Hollywood decide meter a presión la situación político-paranoide actual de los EE.UU.
Han pasado diez años desde que Diego de la Vega murió dejando a su hija Elena y su delfín Alejandro al cuidado de la justicia y las leyes en el incipiente estado de California. Ellos se han casado y tienen un hijo, Joaquín; un niño curioso y rebelde al que apenas conocen. Sin embargo la estructura familiar peligra, por la persistencia de Alejandro en la doble vida de riesgo que tantas veces prometió abandonar. ¿Divorcio en puerta?
El peligro se volverá ominoso con las frecuentes incursiones de un forajido local, racista y fanático religioso; asimismo, la llegada de un extranjero de dudosa filiación e intenciones, revela una conspiración de proporciones tendiente... oh sorpresa... a atentar contra la unión nacional, ya de por sí precaria, de los Estados (en esa época, no tan Unidos).
Si "La Máscara del Zorro" buscaba el rescate de este héroe que tanta emoción causó en las audiencias televisivas de los ’50 en adelante, "La leyenda..." tiene algo de vuelta de tuerca que no le favorece.
No se lo ve convencido ni verosímil a este nuevo Zorro; sin mencionar que Zeta-Jones se esfuerza sólo al momento de lucir sus habilidades coreográficas en vistosos atuendos de época. Se salva el pequeño Adrián Alonso ("Voces inocentes") aportando la cuota de simpatía anecdótica. Sobre el final, los De La Vega se unirán contra esa combinación de múltiples villanos y situaciones explosivas, revelando una identidad familiar más cercana a cierta animación que a la serie original.
En este producto más apegado a lo visual, Campbell nos anticipa un poco de la estética que tan bien conoce. Así, en la California del siglo XIX podemos ver a un hombre volando por los techos, saltando sobre un tren en movimiento con su caballo o realizando prodigios de agilidad difícilmente creíbles en un héroe más bien maduro.
Pero así como las canciones de los Beatles son indestructibles (han resistido interpretaciones que van desde William Shatner hasta Sandro, pasando por Mae West o Palito Ortega) el Zorro se banca todo. No en vano ha "inspirado" nada menos que a Bob Kane para crear a Batman.
Martin Campbell nos entrega un James Bond enmascarado, tal vez calentando motores para dirigir "Casino Royale", en situaciones inverosímiles dentro la lógica del personaje.
Mientra tanto Guy Williams sigue cautivando a nuevas generaciones por tv, ahora en colores, como el mejor intérprete de un personaje que lo estigmatizó de por vida. Cosa que no le pasará a Banderas. No tiene con qué.
A diferencia de los enemigos claramente definidos de las anteriores aventuras del Zorro, basándose de por sí en una fantasiosa realidad geopolítica, en esta ocasión Hollywood decide meter a presión la situación político-paranoide actual de los EE.UU.
Han pasado diez años desde que Diego de la Vega murió dejando a su hija Elena y su delfín Alejandro al cuidado de la justicia y las leyes en el incipiente estado de California. Ellos se han casado y tienen un hijo, Joaquín; un niño curioso y rebelde al que apenas conocen. Sin embargo la estructura familiar peligra, por la persistencia de Alejandro en la doble vida de riesgo que tantas veces prometió abandonar. ¿Divorcio en puerta?
El peligro se volverá ominoso con las frecuentes incursiones de un forajido local, racista y fanático religioso; asimismo, la llegada de un extranjero de dudosa filiación e intenciones, revela una conspiración de proporciones tendiente... oh sorpresa... a atentar contra la unión nacional, ya de por sí precaria, de los Estados (en esa época, no tan Unidos).
Si "La Máscara del Zorro" buscaba el rescate de este héroe que tanta emoción causó en las audiencias televisivas de los ’50 en adelante, "La leyenda..." tiene algo de vuelta de tuerca que no le favorece.
No se lo ve convencido ni verosímil a este nuevo Zorro; sin mencionar que Zeta-Jones se esfuerza sólo al momento de lucir sus habilidades coreográficas en vistosos atuendos de época. Se salva el pequeño Adrián Alonso ("Voces inocentes") aportando la cuota de simpatía anecdótica. Sobre el final, los De La Vega se unirán contra esa combinación de múltiples villanos y situaciones explosivas, revelando una identidad familiar más cercana a cierta animación que a la serie original.
En este producto más apegado a lo visual, Campbell nos anticipa un poco de la estética que tan bien conoce. Así, en la California del siglo XIX podemos ver a un hombre volando por los techos, saltando sobre un tren en movimiento con su caballo o realizando prodigios de agilidad difícilmente creíbles en un héroe más bien maduro.
Pero así como las canciones de los Beatles son indestructibles (han resistido interpretaciones que van desde William Shatner hasta Sandro, pasando por Mae West o Palito Ortega) el Zorro se banca todo. No en vano ha "inspirado" nada menos que a Bob Kane para crear a Batman.
Martin Campbell nos entrega un James Bond enmascarado, tal vez calentando motores para dirigir "Casino Royale", en situaciones inverosímiles dentro la lógica del personaje.
Mientra tanto Guy Williams sigue cautivando a nuevas generaciones por tv, ahora en colores, como el mejor intérprete de un personaje que lo estigmatizó de por vida. Cosa que no le pasará a Banderas. No tiene con qué.
LA LEYENDA DEL ZORRO (The Legend of Zorro) - Con Antonio Banderas, Catherine Zeta-Jones, Adrián Alonso y Rufus Sewell - Guión de Roberto Orci y Alex Kurtzman - Producida por Steven Spielberg, Gary Barber y Roger Birnbaum - Dirigida por Martin Campbell - 127 minutos - Apta para todo público - Estreno en la ciudad de Buenos Aires: 27 de octubre.