martes, septiembre 20, 2005

Entrevista a Pino Solanas: “No es un momento de lo más interesante para el cine”

El pasado 15 de septiembre se estrenó en Argentina “La dignidad de los Nadies”; un film que marca la continuidad de la temática iniciada con “Memorias del saqueo” (2004) y a la vez reafirma el retorno del emblemático director a lo que fuera su género de mayor referencia.
Previamente se presentó en la 62ª edición del Festival de Cine de Venecia y recibió tres premios: Mejor película latina, Mejor documental y el Premio Derechos Humanos. En su breve paso por la ciudad de Buenos Aires con motivo del estreno de este film, Solanas charló con CineyMedios sobre su obra, el retorno al documental y el arte que mejor domina: el cine.

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A partir de Memorias del Saqueo, y el estreno de La Dignidad de los Nadies, que es en cierto sentido un retorno al cine de sus primeras épocas, se plantea una pregunta casi necesaria. ¿En el panorama del cine nacional actual no se siente un poco solitario, dada la tendencia a un cine un poco más intimista, de pequeñas historias, con una identidad más individual que colectiva?
No sigo todo el cine nacional; no podría hacerlo porque en este momento no llego a ver una película por semana. Hay un movimiento documental que se ha comenzado a perfilar muy fuerte desde finales de los años ’90. Desde “La hora de los Hornos”, que la hice en la clandestinidad, hasta “El exilio de Gardel” que es una de mis películas más creativas… no puedo decir que me preocupe estar solo o no, nunca me preocupó.
Lo que me preocupa es el valor cultural, estético, cinematográfico de la obra que hago, para que quede. No he hecho cine como lucro, siempre me preocupó el tema de la comunicación.
Todas mis películas son coproducciones internacionales, desde “El Exilio de Gardel” en adelante estuvieron en los festivales europeos más importantes. Y todas premiadas en Venecia y Cannes. Y por “Memorias del Saqueo”, que fue la única película que envié a Berlín, terminaron dándome el premio a la trayectoria. En solitario, todas mis películas han tenido difusión internacional, cuando en Argentina no la habían tenido en su momento.
Estamos hablando particularmente de “La Dignidad de los Nadies”, que vendría a ser, según algunos, una suerte de segunda parte de "Memorias del Saqueo"…
No es una segunda parte, porque es una película muy distinta de Memoria… Es una película que forma parte de una tetralogía que estoy realizando, de cuatro películas sobre la Argentina, pero cuatro películas independientes. “Sur” no es la segunda parte de “El Exilio de Gardel”. Son dos películas que funcionarían como un díptico, porque las dos están ubicadas en la época de la dictadura, El Exilio… toca el exilio de afuera, y “Sur” el exilio de los de adentro. Ambas son dramáticas y musicales; las dos con música de Astor Piazzolla, y casi con los mismos actores.
Todas estas películas vendían a formar parte de una temática sobre Argentina, pero se pueden ver de manera independiente.
Actualmente el tono se vuelca mucho a lo documental, a diferencia de lo que venía filmando hasta el año 2000…
Exactamente, son películas de fuerte tono testimonial, pero en ellas se utilizan procedimientos del cine de ficción, son películas con mucho trabajo estético, con mucho trabajo cinematográfico. Lo uno no debería anular lo otro…
Es como volver a ese 1969: Los caminos de la Liberación…
Esa fue una producción conjunta con la temática del Cordobazo que realizamos 10 cortometrajistas (N de la R: Nemesio Juarez, Eliseo Subiela, Octavio Getino, entre otros). Yo realicé un fragmento y hoy no tengo copia.
¿Fueron 10 cortometrajes unidos? ¿O bien un único producto en el cual cada uno se hizo cargo de una parte?
Si, cada uno se hizo cargo de una parte, y después se juntó, pero no me acuerdo mucho porque no la volví a ver.
Es bastante evidente que hemos sufrido un proceso de aculturización que se profundizó mucho en los años ’90, y pensamos que tal vez el cine argentino actualmente es hijo de esa aculturización. Son películas de una profundidad más bien nominal, no hay un compromiso del director hacia lo que filma, como el que podría haber tenido usted, Gleyzer o Cedrón. Es posible que esta realidad de nuestro cine sea hija de ese proceso?
No quisiera dar una opinión muy acabada ya que no cuento con toda la información como para hacerlo. He visto películas realmente muy buenas…
A quiénes destacaría particularmente?
Bueno, me parece muy talentosa la Lucrecia Martel (sic). “La Ciénaga” y “La Niña Santa” son películas que tienen un estilo, tienen una mirada interesante; me gustó “Mundo Grúa”, de Trapero… Menos me gustó “El Bonaerense” aunque está mejor hecha. Es un poco como si los jóvenes realizadores tuvieran miedo de desatar el paquete de lo que son los temas de actualidad pública.
Cuando leés los diarios y ves las grandes roscas de los comisarios con lo de las drogas, los secuestros extorsivos, y ves el Bonaerense…
Es una lectura más lavada…
Claro… falta profundización. Pero no es que esté mal. No es necesario que un director de cine se convierta en el típico denunciador. El cine de ficción no tiene necesidad de explicar el mundo; tiene necesidad de expresarlo, pero expresarlo profundizando algo más de lo que uno conoce de la realidad o de los personajes simplemente leyendo los diarios. Tengo la sensación que la generación de cineastas de entre 25 y 40 años, es la generación a la que los agarran los años ’90, el posmodernismo, es la que viene después de la dictadura y viene marcada por el “no te metás”. Lo que me sorprende es que la nueva generación no encuentra una mirada más inquisidora. Tampoco me encuentro con una formación cultural o cinematográfica interesante. Buena parte de los realizadores están fascinados por la tontería del cine americano. Donde no sale de su dramática de causa y efecto, del “argumento”; todo lo que no está dentro del argumento, que es la vida, lo dejan al costado… Y la polarización infantil dramática que hacen.
El cine americano para mí se ha ido imbecilizando en la medida que la cultura de los medios de comunicación de masas y la historieta han ido avanzando sobre el cine. No avanzó la gran novela sobre el cine; avanzó la historieta, los géneros menores de la cultura popular. No es un momento de los más interesantes para el cine.
Hay grandes autores en el cine ruso y en el cine oriental, y no encuentro grandes autores en el cine americano. Por supuesto hay excepciones; me refiero a Coppola, Woody Allen, Jarmusch. Grandes realizadores hay…
… pero en la masa quedan un poco perdidos.
La verdad que no me interesa. El cine de suspenso, el cine de género, el cine policial, siempre lo vi muy poco, no me interesa. Y eso lo hacen muy bien; la Guerra de las Galaxias, los trucos, lo hacen muy bien, pero no me interesó nunca ese cine.
A mí siempre me gustó más el cine italiano: Fellini, Visconti, De Sica.
¿Es posible hoy hablar de un tercer cine, como se habló en la época de su primera proyección como cineasta documental?
Bueno, yo creo que las circunstancias han cambiado pero lo que queda permanente, y válido, es la tentativa de construir un cine nacional que escape a la uniformización masiva del cine. Todo el cine de hoy está muy marcado por la televisión y el ritmo televisivo; y por los modelos dramáticos de Hollywood, la estructura de suspenso. Trato de escaparle a esto y definir un cine nuestro. No necesariamente uno tiene que moverse en los modelos del cine europeo; en ese sentido se valora la búsqueda de un cine nacional. Cada cual, que busque su lenguaje. En general, hay una tendencia a hacer un cine efectivo que guste al espectador. Y el gusto del espectador, como se forma en la televisión, está cada vez más degradado. En mi generación, nos descubríamos y nos formábamos el gusto cinematográfico mirando el cine en las salas, viendo gran cine.
Yo sigo haciendo un cine que tiene que ver con la gran temática nacional, con los grandes temas y conflictos de la Argentina. Yo me planto no solamente como dramaturgo, cinematográfico, sino al mismo tiempo en películas como esta, de parte mía intento adoptar la actitud del historiador, que analiza y estudia los hechos acontecidos con un cierto rigor.
Teniendo una realidad nacional tan rica como la que tenemos, con sus luces y sombras, abundan ideas para realizaciones que podrían ponerse a la par de las suyas. Sin embargo eso no sucede. Y paradójicamente hay un incremento en la apertura de escuelas de cine, de institutos que enseñan a filmar no sólo en lo técnico sino apuntando a desarrollar una mirada propia en los futuros realizadores.
¿Tiene que ver con este avance de los géneros menores que mencionaba?¿El hecho de que estos realizadores no busquen en la realidad que tienen más al alcance de la mano?
Yo creo que esto ya tiene más que ver con un tema de valores, y también ayuda mucho el tema de la imbecilización de la crítica. Hoy la crítica sigue las modas de afuera. Un gran porcentaje de la crítica, cuando clasifica o juzga una película extranjera, hace mucho más esfuerzo que cuando juzga una película local. Entonces mistifica cosas que son absolutamente intrascendentes. Es correa de transmisión del modelo cinematográfico que mistifica extraordinariamente las cosas. Que hace que a realizadores apenas interesantes, se los convierta en mitos.
Por ejemplo?
Por ejemplo… ¿Qué importancia tiene Tarantino? Tarantino es un ídolo absoluto de toda la generación de los años ’90. ¿Qué le aporta al cine Tarantino?
Tal vez le aporte en sí a la forma… a las formas de filmación.
¡Y tampoco!... después de ver “El Padrino” de Coppola, ¿qué le aporta el señor Tarantino? Ojo que Tarantino no está solo, hay otros realizadores de los que también se hace un mito excepcional y no son interesantes.
¿Le parece a usted que el cine documental, con recursos de ficción, como es el suyo se puede reinstalar en un mercado como es el del cine nacional actualmente? ¿Llevar al público a ver documentales nuevamente, a las salas?
Son cosas que tienen que ver con lo cultural. En tanto la sociedad argentina está dominada por medios de comunicación de masas, de un nivel tan mediocre de contenidos y de formas, el gusto de la opinión pública está regido por ese gran patrón que es la televisión. Pero no se puede cambiar una sociedad si el transmisor de modelos civilizatorios, gustos, costumbres, son esos programas nocturnos de la televisión. Una televisión que tampoco difunde el cine argentino porque no le interesa, ni difunde cine latinoamericano. Si difunde cine, es el norteamericano y nada más.
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