Campos de concentración. Soldados nazis abusando de su poder. Seres humanos reducidos a ser una especie inclasificable a través de métodos sólo perfectibles por otros seres humanos. El cine ya nos ha mostrado estas imágenes, mas no esta historia. Ahora es la iglesia y su relación con el nazismo el eje del film.
Basándose en un libro donde el Padre Jean Bernard narra su propia experiencia en el campo de concentración de Dachau, y su “licencia” para negociar con el Obispo de Luxemburgo, el director alemán Volker Schlöndorff logra plasmar no sólo el horror por todos conocido sino también las conflictivas relaciones de poder entre el régimen y el episcopado católico.
En el inicio se nos invita a sentir cierta incomodidad ante el relato visual. El uso de la cámara en mano, sumado a la ralentización de ciertas tomas y la musicalización precisa logran llevar al espectador un dramatismo equilibrado, sin golpes bajos.
En la continuidad del film el director tomará caminos acertados, confiando en la potencia dramática de los actores principales. Ulrich Matthes, en su rol del sacerdote, y August Diehl, como el joven oficial nazi Gebhardt, se lucen en diálogos donde la cámara apenas subraya la intensidad de sus actuaciones, iluminadas con marcados claroscuros.
Con amplio espacio para la elaboración crítica, la narración discurre entre las relaciones de un poder absolutista y con un objetivo más que claro y una ambivalente posición del clero, inmerso en sus propias luchas internas.
Nueve días tuvo el padre Kremer (nombre dado en el film) para intentar torcer la voluntad de su Obispo. Noventa y siete minutos bastan para apreciar la obra de un director comprometido no solo con su historia, sino con el buen cine.
Basándose en un libro donde el Padre Jean Bernard narra su propia experiencia en el campo de concentración de Dachau, y su “licencia” para negociar con el Obispo de Luxemburgo, el director alemán Volker Schlöndorff logra plasmar no sólo el horror por todos conocido sino también las conflictivas relaciones de poder entre el régimen y el episcopado católico.
En el inicio se nos invita a sentir cierta incomodidad ante el relato visual. El uso de la cámara en mano, sumado a la ralentización de ciertas tomas y la musicalización precisa logran llevar al espectador un dramatismo equilibrado, sin golpes bajos.
En la continuidad del film el director tomará caminos acertados, confiando en la potencia dramática de los actores principales. Ulrich Matthes, en su rol del sacerdote, y August Diehl, como el joven oficial nazi Gebhardt, se lucen en diálogos donde la cámara apenas subraya la intensidad de sus actuaciones, iluminadas con marcados claroscuros.
Con amplio espacio para la elaboración crítica, la narración discurre entre las relaciones de un poder absolutista y con un objetivo más que claro y una ambivalente posición del clero, inmerso en sus propias luchas internas.
Nueve días tuvo el padre Kremer (nombre dado en el film) para intentar torcer la voluntad de su Obispo. Noventa y siete minutos bastan para apreciar la obra de un director comprometido no solo con su historia, sino con el buen cine.
EL NOVENO DÍA (Der Neunte Tag) - Con Ulrich Matthes, August Diehl, Bibiana Beglau, Hilmar Thate - Guión de Eberhard Goerner y Andreas Pflueger - Producida por Juergen Haase - Dirigida por Volker Schloendorff - 97 minutos - Solo apta para mayores de 13 años - Estreno en la ciudad de Buenos Aires: 24 de noviembre.