Una tumba donde la Parca blande su guadaña. Una serpiente enorme que atraviesa el cementerio detrás de una mansión imponente. Un cielo plomizo y finalmente, una maldición imperdonable. Este es el inicio de la nueva aventura de Harry Potter; queda claro que a partir de este cuarto año en Hogwarts, nada será igual.
Harry y sus amigos retornan al colegio luego de una conmoción en el Mundial de Quidditch (el juego mágico por excelencia; una especie de fútbol sobre escobas). En pleno evento, los seguidores del Señor Tenebroso, Lord Voldemort, se hacen presentes luego de 13 años en las sombras. Los anima la promesa del retorno del archi enemigo de la comunidad mágica
En el colegio las cosas no parecen mucho más seguras; este año se desarrollará el Torneo de los Tres Magos, una peligrosa competencia que elige al mejor de tres campeones, uno por cada colegio de magia de Europa. Sin embargo, el Cáliz de Fuego, seleccionador de campeones, escupe un cuarto nombre: Harry Potter.
Harry no sólo se encuentra bajo sospecha de haber hecho trampa, sino en un peligro real; no cuenta con la edad ni la experiencia suficientes para afrontar las pruebas que le esperan. Su mejor amigo no le habla, en el colegio le hacen el vacío. No es la primera vez, pero ya no es un niño, sino un adolescente lleno de inseguridades y miedos. Por si esto fuera poco, comienza a interesarse en una chica y debe lidiar con sus propios sentimientos, con los de sus amigos y con el inminente Baile de Navidad.
Quienes esperaban una entrega más oscura, a tono con la que supo ofrecer Alfonso Cuarón en 2004, no saldrán decepcionados. Los efectos visuales aportan mucho y sirven para darnos una idea más cabal de lo que es el mundo mágico, con sus desproporciones aparentes y su inverosímil coherencia interna. Sin embargo a la hora de valorar este film hay que destacar mucho más que la eficaz ambientación, mejor música (cambio de compositor de por medio) y la buena adaptación de la historia.
Mike Newell ("Cuatro bodas y un funeral", "La sonrisa de Mona Lisa") parece moverse en un elemento conocido, sobre todo en la secuencia del baile. Pero lo realmente destacable es el trabajo realizado con los actores. Tanto el trío protagónico como sus acompañantes de edad similar, han sido aprovechados al máximo y se puede apreciar su crecimiento.
Difícilmente se pueda acotar algo de un cast adulto impresionante, que no defrauda jamás: Michael Gambon, Miranda Richardson, Brendan Gleeson... y esa fugaz y luminosa aparición de Ralph Fiennes.
La adaptación de la novela original (de alrededor de 700 páginas) se demuestra exitosa; todo lo que puede verse, contiene la justa medida de drama, suspenso y humor que requieren estas dos horas y media para no resultar excesivas. De hecho, queda la sensación de que todo transcurre muy rápido, y que cualquier persona que no siga necesariamente la saga puede disfrutar esta cuarta entrega sin peligro a considerarla "sólo para fanáticos".
Queda claro que a partir de esta película, los chicos crecieron, y el equipo de producción íntegro ya definió el rumbo para las películas por venir: más dramáticas y crudas, sin dejar de lado las pinceladas de humor y vivencias propias de la edad escolar. Harry ya no es un niño y aprende a enfrentarse con dolor y miedo, a las miserias propias de su mundo. Que por mágico, no se salva de ciertos parecidos con el mundo real.
Harry y sus amigos retornan al colegio luego de una conmoción en el Mundial de Quidditch (el juego mágico por excelencia; una especie de fútbol sobre escobas). En pleno evento, los seguidores del Señor Tenebroso, Lord Voldemort, se hacen presentes luego de 13 años en las sombras. Los anima la promesa del retorno del archi enemigo de la comunidad mágica
En el colegio las cosas no parecen mucho más seguras; este año se desarrollará el Torneo de los Tres Magos, una peligrosa competencia que elige al mejor de tres campeones, uno por cada colegio de magia de Europa. Sin embargo, el Cáliz de Fuego, seleccionador de campeones, escupe un cuarto nombre: Harry Potter.
Harry no sólo se encuentra bajo sospecha de haber hecho trampa, sino en un peligro real; no cuenta con la edad ni la experiencia suficientes para afrontar las pruebas que le esperan. Su mejor amigo no le habla, en el colegio le hacen el vacío. No es la primera vez, pero ya no es un niño, sino un adolescente lleno de inseguridades y miedos. Por si esto fuera poco, comienza a interesarse en una chica y debe lidiar con sus propios sentimientos, con los de sus amigos y con el inminente Baile de Navidad.
Quienes esperaban una entrega más oscura, a tono con la que supo ofrecer Alfonso Cuarón en 2004, no saldrán decepcionados. Los efectos visuales aportan mucho y sirven para darnos una idea más cabal de lo que es el mundo mágico, con sus desproporciones aparentes y su inverosímil coherencia interna. Sin embargo a la hora de valorar este film hay que destacar mucho más que la eficaz ambientación, mejor música (cambio de compositor de por medio) y la buena adaptación de la historia.
Mike Newell ("Cuatro bodas y un funeral", "La sonrisa de Mona Lisa") parece moverse en un elemento conocido, sobre todo en la secuencia del baile. Pero lo realmente destacable es el trabajo realizado con los actores. Tanto el trío protagónico como sus acompañantes de edad similar, han sido aprovechados al máximo y se puede apreciar su crecimiento.
Difícilmente se pueda acotar algo de un cast adulto impresionante, que no defrauda jamás: Michael Gambon, Miranda Richardson, Brendan Gleeson... y esa fugaz y luminosa aparición de Ralph Fiennes.
La adaptación de la novela original (de alrededor de 700 páginas) se demuestra exitosa; todo lo que puede verse, contiene la justa medida de drama, suspenso y humor que requieren estas dos horas y media para no resultar excesivas. De hecho, queda la sensación de que todo transcurre muy rápido, y que cualquier persona que no siga necesariamente la saga puede disfrutar esta cuarta entrega sin peligro a considerarla "sólo para fanáticos".
Queda claro que a partir de esta película, los chicos crecieron, y el equipo de producción íntegro ya definió el rumbo para las películas por venir: más dramáticas y crudas, sin dejar de lado las pinceladas de humor y vivencias propias de la edad escolar. Harry ya no es un niño y aprende a enfrentarse con dolor y miedo, a las miserias propias de su mundo. Que por mágico, no se salva de ciertos parecidos con el mundo real.
El Dato: Se estrenarán en el país 156 copias del film. Solo 36 serán presentadas en su versión original con subtítulos en castellano, las 120 restantes (leyó bien, 120) se estrenarán dobladas al castellano. Una decisión sin dudas extraña si tenemos en cuenta que no estamos ante un film infantil, y que además ha sido calificado como restrictivo para menores de 13 años. Toda una política que está lejos de respetar a la obra y al trabajo actoral, sino que además sigue el camino elegido por distribuidoras como Disney que fomentan la haraganería visual y la ignorancia cinéfila.
Nuestra calificación: Esta película justifica el 100% del valor de una entrada.
Nuestra calificación: Esta película justifica el 100% del valor de una entrada.
HARRY POTTER Y EL CALIZ DE FUEGO (Harry Potter and the Goblet of Fire) - Con Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Michael Gambon, Ralph Fiennes - Guión de Steven Kjoves sobre un libro de J.K. Rowling - Producida por David Heyman - Dirigida por Mike Newell - 154 minutos - Solo apta para mayores de 13 años - Estreno en la ciudad de Buenos Aires: 23 de noviembre.