martes, noviembre 15, 2005

VANIDAD: La reinvención de una Cenicienta muy particular

Rebecca Sharp es una joven ambiciosa. Huérfana desde niña, ha ido buscando su camino en la vida y descubre que su verdadero anhelo es formar parte de la alta sociedad londinense. Amelia Sedley, una amiga de la infancia de Becky, es apenas su puerta de ingreso a los círculos que tanto la deslumbran.
Sus historias se entrecruzan y confluyen una y otra vez; en el proceso, Becky y Amelia conocen el amor, el dolor, la decepción. Todo en el marco de la Inglaterra pre-victoriana, en una Europa aún convulsionada por los estertores de Napoleón Bonaparte, y de una sociedad impiadosa que inventa sus propios monstruos.
Becky está segura de que si emplea los medios adecuados, nada se interpondrá entre sus sueños y ella. Su moral flexible le facilita las cosas: no vacila en recurrir a sus encantos con tal de conseguir lo que quiere. Y esto la llevará a los tumbos en distintas etapas de su vida. Humillada, elevada, casi en la miseria o en el apogeo de su popularidad, conserva la frente alta y un gesto de candor y malicia igualmente impunes para sobrellevarlo todo.
La novela de William Makepeace Thackeray ha sido considerada un clásico de la literatura inglesa a la vez que un retrato bastante acabado de una sociedad a la que conocía bien. Su Becky es una especie de heroína-antiheroína; rechazada persistentemente a causa de su condición social por el grupo al que ansía pertenecer, busca pese a todo el lugar que le fue negado por su cuna.
En el papel de esta "montañista social", redescubrimos a Reese Witherspoon. Sobresaliente en medio de un elenco que no le hace ni sombra ni mella, su Rebecca transmite las más diversas sensaciones a lo largo de la película. Sus actitudes provocan sucesivamente rechazo, piedad, vergüenza e indignación, pero jamás dejan indiferentes a los testigos.
Su amiga y contrafigura (Romola Garai) tiene sus momentos de protagonismo, que hacen olvidar por un momento el hilo de la historia principal. Estos momentos son los que aportan el respiro necesario a una trama que busca explicar sus propias continuidades, sin indicadores específicos del paso del tiempo. En un relato de casi dos horas y media, un balance dinámico de los recursos es imperativo, porque si bien no es una película agotadora se balancea todo el tiempo en la cornisa de la impaciencia.
La directora Mira Nair juega a los contrastes en ámbitos sumamente recargados y opulentos, así como en los escenarios más sórdidos. De un campo de batalla en Waterloo a los fastos de la India "británica", su manejo de la escena puede cautivar el ojo, pero mantiene el alma un poco fría y distante. Sin embargo es una buena directora de actores, cada personaje tiene un desarrollo sumamente coherente y el conjunto interpretativo encuentra su armonía.
Nuestra calificación: Esta película justifica el 70% del valor de una entrada.
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VANIDAD (Vanity Fair) - Con Reese Whiterspoon, Romola Garai, Gabriel Byrne, James Purefoy, Jonathan Rhys-Meyers, Rhys Ifans - Guión de Julian Fellowes sobre una novela de William Makepeace Thackeray - Producida por Janette Day, Lydia Dean Pilcher, Donna Gigliotti - Dirigida por Mira Nair - 138 minutos - Apta para mayores de 13 años - Estreno en la ciudad de Buenos Aires: 17 de noviembre.